Fascistas y sionistas son las dos caras de la misma moneda

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Redacción

Con el paso del tiempo, la propaganda imperialista, y especialmente el cine, ha creado una imagen poderosa de oposición absoluta entre el fascismo y el “judaísmo”. La errónea conclusión es que la Segunda Guerra Mundial fue el “holocausto”, o sea, un intento de exterminar a los “judíos” iniciado por Hitler y los suyos.

A consecuencia de la asociación de imágenes, a algunos les extraña que lo peor de la reacción española, como Isabel Díaz Ayuso, sea prosionista y no oculte su lealtad incondicional hacia Israel.

También les extrañó que Zelensky, un judío, dirigiera un Estado nazi como Ucrania o que el ejército israelí adiestrara a los nazis del Batallón Azov.

Sin embargo, los sionistas siempre siempre tuvieron una larga y sórdida historia de vínculos con los nazis europeos, antes y después de la creación del Estado de Israel en 1948.

En agosto el embajador de Israel en Bucarest, Reuven Azar, se reunió con el dirigente del partido fascista “Alianza por la Unión de los Rumanos”, George Simion, lo que provocó indignación en Israel y dentro de los colectivos judíos repartidos por el mundo.

El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Eli Cohen, asignó a Azar y al dirigente de los colonos Yossi Dagan para reunirse con el máximo dirigente del partido fascista rumano.

Además de esa reunión, en julio Cohen se reunió con el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, para demostrar los sionistas tenían las mejores relaciones con el gobierno de Giorgia Meloni y los fascistas italianos.

En fin, fascistas y sionistas son las dos caras de la misma moneda (*).

Los primeros grupos sionistas, como Irgun, Betar y Lehi, participaron en los primeros movimientos fascistas italianos de hace un siglo. Lehi intentó aliarse con el Tercer Reich en 1941, mientras Betar e Irgun recibían el apoyo de Mussolini.

Mussolini era un admirador del sionismo, escribe el fundador del Congreso Judío Mundial, Nahum Goldman, en su autobiografía. “Hay que crear un Estado judío. Soy sionista y así se lo dije al doctor Weizmann. Debes tener un país real, no ese ridículo Hogar Nacional que te han ofrecido los británicos. Les ayudaré a crear un Estado judío”, le dijo Mussolini a Goldman en 1934, durante una entrevista entre ambos.

Mussolini también le expresó su admiración por Vladimir Jabotinsky, el fundador de Betar y Irgun, que aparece en la imagen de portada: “Para que el sionismo tenga éxito, es necesario tener un Estado judío con una bandera y un idioma judíos. La persona que comprende esto es su fascista Jabotinsky”, le dijo a Goldman.

La admiración entre los fascistas y los sionistas era mutua. Otros dirigentes sionistas como Itamar Ben-Avi también elogiaron a Mussolini.

Jabotinsky, fundador del sionismo revisionista, estableció la Academia Naval Betar en Italia durante la época de Mussolini. En ella se entrenaron muchos futuros comandantes navales israelíes. Los cadetes no escondían su admiración por Mussolini.

En su libro “Mussolini e il Sionismo”, el historiador italiano Furio Biagini explica que la alianza fascista-sionista se asentaba en el nuevo reparto del mundo: “En su diseño expansionista en toda la región mediterránea, la Italia fascista contrastaba directamente con la presencia británica. La flota británica dominó la región del Mediterráneo desde Gibraltar hasta Chipre y Palestina. Al apoyar al movimiento sionista en su lucha contra el poder del Mandato Británico, Italia quería debilitar el imperio británico en el Mediterráneo Oriental, al tiempo que aumentaba el prestigio italiano a nivel internacional”.

En octubre de 1933 el jefe de la Agencia Judía en Ginebra, Victor Jacobson, escribió al presidente de la Organización Sionista Mundial y más tarde primer presidente de Israel, Chaim Weizmann, que “Mussolini está ansioso por abrir incluso ensanchar las puertas de Palestina a la inmigración judía, particularmente a los refugiados procedentes de Alemania”.

En su libro “Stato e Libertà”, el diplomático italiano Sergio Minerbi escribió: “Mussolini pensó que era imposible reconciliar a judíos y árabes y que tenían que estar políticamente separados, por lo que planteó la idea de la partición de Palestina”.

(*) https://www.middleeastmonitor.com/20200127-the-mussolini-jabotinsky-connection-the-hidden-roots-of-israel-fascist-past/

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