NAPOLEÓN BONAPARTE: ¿REVOLUCIONARIO O CONTRAREVOLUCIONARIO?

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La Revolución Francesa: ¿Entre héroes, villanos?

En un juego de poder y ambición en el curso proceso revolucionario francés surge una figura que sacude los mismos cimientos de la Revolución, Napoleón Bonaparte. Inesperadamente, la situación política en ese país da un giro drástico e inesperado con la aparición de un líder militar con intenciones enigmáticas para la mayoría de sus conciudadanos. ¿Cuál fue el papel desempeñado por este singular personaje en el tablero histórico de la Gran Revolución Francesa? Nuestro colaborador Manuel Medina esboza algunas respuestas a esta enigmática interrogante.

POR MANUEL MEDINA (*) PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

    La historia nos ha enseñado que la Revolución Francesa no fue un evento puntual, sino una serie de fases intercaladas que dieron forma a la Francia moderna. Pero, ¿qué fue lo que la impulsó realmente?

     Allá por 1789, en lo que se podría llamar su “primera etapa”, Francia se despidió del Antiguo Régimen feudal.

   Imaginemos, por un momento, una sociedad cansada de viejas estructuras y deseosa de modernidad. Estos cambios no fueron impulsados por extremistas, sino por individuos moderados de la alta burguesía, que buscaban un sistema más equitativo que el de la Monarquía feudal dominante. Los protagonistas de 1789 eran miembros moderados de la alta burguesía, quienes soñaban con un país que reflejase libertades individuales derechos civiles.

    Esta fase revolucionaria, celebrada hasta por los británicos, evocaba la Revolución Gloriosa de Inglaterra, y pintaba un futuro alentador

LA REVOLUCIÓN SE RADICALIZA

    Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. En 1793, la [Img #76182]MAXIMILIANO ROBESPIERRE

Revolución dio un giro entrando en una «segunda etapa», donde los acontecimientos se tornaron más intensos. Con el protagonismo de Maximilien Robespierre y los jacobinos radicales, el proceso revolucionario busca imponer reformas sociales y económicas que resuenan, sin embargo, más en París que en las provincias.

    Esta radicalización no es bien vista por todos: la burguesía se revuelve en lugares como Burdeos. El propio campesinado teme perder su estatus y sus propiedades, por lo que comienza a gestarse rápidamente una contrarrevolución.


    Bajo el liderazgo de Robespierre y de los jacobinos radicales, 1793 se proyectan reformas más radicales, sonándose con regular la economía y brindar derechos sociales más amplios. Pero la verdad es que este giro hacia la «izquierda» resultó ser un movimiento principalmente parisino. En regiones como Burdeos y entre el campesinado, se comenzó a gestar una oposición que deseaba   el retorno al Antiguo Régimen.

EL DIRECTORIO

    Es en este marco de tensiones y convulsión emerge el Directorio. Para lograr imaginarnos en qué consistía este, podríamos describirlo una suerte de “Consejo” autoritario que buscaba proteger la propiedad privada, centrándose solo en las libertades individuales.

    Aunque este Directorio decía tener el propósito de estabilizar la nación, enfrentó dificultades como divisiones internas y amenazas externas. Y es justo en ese momento en el que surge un personaje clave: Napoleón Bonaparte, el estratega que en varias ocasiones salvó al Directorio de caer.

    El guion da un giro cuando Napoleón protagoniza su propio episodio, ejecutando un golpe de Estado que le permite asumir todo el poder. Pero ¿por qué debía permitir la burguesía francesa que un militar se convirtiera en dictador? La respuesta hay que encontrarla en la actitud adoptada por la burguesía adinerada. Temían que la Revolución se radicalizara aún más, o se regresara al sistema obsoleto del Antiguo Régimen, que también perjudicaría sus intereses. Para ellos, Napoleón resultaba la elección perfecta: consolidaría una revolución moderada que protegería su riqueza y su poder.

EL IMPERIO NAPOLEÓNICO

     Pero Napoleón no solo salvó al Directorio, sino que con el golpe de Estado del 18 Brumario del año VIII, se erigió como[Img #76183]NAPOLEON SE AUTOCORONA EMPERADOR EN LA PRESENCIA DEL PAPA

 dictador militar. A pesar de su fama y carisma, Napoleón representaba un enigma: ¿Iba a ser el campeón de la Revolución o su verdugo?

   Estaba claro que buscaba una revolución moderada, alineada con los intereses de la alta burguesía. Su habilidad para neutralizar amenazas, como las provenientes de las monarquías europeas, y para reconciliarse con instituciones, como la Iglesia, iban a fortalecer su posición. Sin embargo, él mismo terminaría convirtiéndose no solo en un monarca absoluto, sino que, superando esa categoría, llegaría a autoerigirse en un emperador coronado por el mismísimo Papa Pío VII.(1)

    Bajo Napoleón, Francia experimentó, pues, cambios notoriamente significativos: se reconcilió con la Iglesia, enemiga letal de la Revolución, consagró legalmente la intangibilidad de la propiedad privada, llegando, incluso, al restablecimiento de la esclavitud.  

LA EXPANSIÓN IMPERIAL

    Además, la figura de Napoleón logró expandirse más allá de los marcos de las fronteras francesas, llevando la influencia de la Revolución burguesa a otros lugares de Europa donde dominaban las monarquías hereditarias. Con las guerras llamadas «revolucionarias» emprendidas por Napoleón, la burguesía no solo defendió la Revolución de la que había sido su principal protagonista, sino que también difundió su esencia burguesa a otros países, incluyendo Bélgica, Italia y Alemania. Sin embargo, estas guerras tuvieron un altísimo costo humano, con batallas como Waterloo, en la que se perdieron miles de vidas.

    Las acciones de Napoleón no estuvieron, sin embargo, exentas de duras críticas. La antorcha incendiaria de las  guerras napoleónicas, que permitió a la burguesía francesa acumular riquezas, costaron millones de vidas. Marx y Engels cuestionaron este derramamiento de sangre, afirmando que el verdadero costo de las guerras superó con creces las víctimas del periodo conocido como el «Terror jacobino».

    La figura de Napoleón sigue en la actualidad despertando debates. Mientras algunos lo continúan viendo como el héroe que consolidó la Revolución y llevó a Francia a la gloria, otros, sin embargo, critican la sangrienta expansión de su imperio.

  Por todo ello, la Revolución Francesa, en su totalidad, es vista con cierta ambigüedad. Aunque impulsó ideas progresistas y cambió el orden social, restableció estructuras institucionales propias del Antiguo Régimen que parecían definitivamente periclitadas. 

    Con los datos aportados en este artículo, ¿cómo ve el lector la figura de Napoleón Bonaparte? ¿Fue un revolucionario o un ambicioso contrarrevolucionario?

(1) Napoleón Bonaparte fue coronado emperador el 2 de diciembre de 1804 en la Catedral de Notre-Dame en París. Sin embargo, se trató de una ceremonia realmente  singular, ya que aunque el Papa Pío VII estaba presente, Napoleón tomó la corona de manos del Papa y se coronó a sí mismo como Emperador de los franceses, simbolizando así su dominio y autonomía sobre la Iglesia.

(*) Manuel Medina es profesor de Historia

NOTA DE LA REDACCIÓN:

   Con objeto de permitir que el autor de este trabajo pueda dar su propia interpretación en un próximo artículo, ¿sería el lector tan amable de contestar a esta encuesta?

VIDEO ADJUNTO: TRÁILER DE LA PELÍCULA «NAPOLEÓN»

https://canarias-semanal.org/art/34847/napoleon-bonaparte-revolucionario-o-contrarevolucionario

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