Perseguir a unos, educar a otros

Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

Voces y ecos
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com

Especial para Quisqueyaseralibre.com

A principio de esta semana, las autoridades anunciaron un logro
que justifica un motivo de orgullo para el Gobierno y la
complacencia de la población. Me refiero al decomiso de más
nueve millones de gramos de drogas de variadas especies
durante lo que va del cuatrienio presidencial de Luis Abinader.
Lo informado por el vicealmirante José Manuel Cabrera Ulloa,
presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas,
representa una esperanza de que al fin se está combatiendo la
nefasta práctica del narcotráfico. De este modo se detendrá o
disminuirá el consumo de drogas.
La droga hace rico a quienes la trafican, pero corroe las esencias
de la humanidad, trastorna la familia y convierte a los individuos
en seres inútiles. Es el vicio con mayor capacidad de generar
perturbación social del que se tenga conocimiento. Se trata, la
adicción a la droga, de un problema que genera problemas.
Las cifras de la “mercancía” ocupada en los últimos tres años,
según aseguró Cabrera Ulloa, mediante una rueda de prensa
ofrecida en la sede principal de la Policía Nacional, “superan siete
veces la cantidad de drogas decomisadas en los últimos 4 años
previos a la presente gestión”. Y es mucho lo que ha dicho el
oficial naval.

¿Dónde iba antes tanta droga? Pues sencillamente, al seno de la
población, a dañar jóvenes, a provocar violencia y
descomposición. Cuando no tiene dinero para adquirir el nocivo
producto, el drogadicto recurre al plan que fuere para
conseguirlo. Primero roba en su casa y vende objetos familiares,
luego extiende el alcance de su acción a otros ámbitos.
Procede comparar datos para una justa dimensión de lo
anunciado por las autoridades. En los cuatro años previos al
2020, sólo fueron ocupados un millón 600 mil gramos de drogas.
Todo indica que hay un cambio de actitud gubernamental
respecto del combate a este flagelo: no es lo mismo ahora que
antes.
Frustrar la acción de los narcotraficantes es fundamental para
frenar la distribución del poderoso medio de dañar personas. Lo
segundo -quizá lo primero- ha de ser educar a niños y jóvenes
sobre la malignidad del despreciable vicio. Hacerle difícil el
trabajo a los traficantes ya constituye un logro a considerar.
El rechazo social al narcotraficante es una responsabilidad de los
ciudadanos decentes, que somos mayoría. No aceptar su
participación en la política ni en acciones comunitarias puede
ayudar a estos individuos a rectificar. Entre tanto, procede
saludar el impedimento de que la droga llegue a la víctima y la
persecución de quienes se dedican a tan nefasta operación.

Nuestro periodismo es democrático e independiente . Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos tú también. Página informativa sobre eventos que ocurren en el mundo y sobre todo en nuestro país, ya que como dice nuestro editorial; creemos que todo no está perdido. Sabemos que esta democracia está presa sin posibilidad de salvarse aunque su agonía es lenta. Tenemos que empujar las puertas, son pesadas, por eso, necesitamos la cooperación de todos. Soñamos con una patria próspera y feliz, como idealizó el patricio Juan Pablo Duarte. necesitamos más que nunca vuestra cooperación. Haciendo clic AQUÍ ó en el botón rojo de arriba
Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

Noticas Recientes

Opinión