Cuatro policías militares ataron de pies y manos a un hombre negro con una soga y lo llevaron varios metros en Vila Mariana, São Paulo (SP). El caso de tortura tuvo lugar el 4 de junio, pero recién se hizo público el 6 de junio. Los policías fueron “retirados”, pero se mantuvo su salario. La víctima, de 32 años, es sospechosa de haber robado, junto con otros dos jóvenes, algunos artículos de comida y bebida de un supermercado cercano.
El acercamiento policial ya estaba afuera del supermercado, en la calle Morgado de Mateus, donde los militares identificaron al hombre a partir de imágenes de su apariencia y vestimenta. La víctima, que fue encontrada con dos cajas de bombones, confesó el robo y mostró cooperación, pero no quiso sentarse, como le ordenaron los torturadores. En ese momento comenzó la tortura.
Aun sin que la víctima ofreciera resistencia, los militares solicitaron el apoyo de un nuevo vehículo. El hombre fue rodeado y sometido por cuatro policías militares, quienes comenzaron a atarlo de pies y manos con una cuerda. Ya amarrado, el hombre fue trasladado a la Unidad de Atención de Emergencia (UPA) del barrio. Los videos de tortura fueron grabados en la propia UPA y muestran al hombre siendo trasladado varios metros, con fuertes dolores, a una camilla y luego a la parte trasera del vehículo. En medio de gritos de dolor, el niño pide calma, afirma que está colaborando y se queja de que lo están lastimando, pero los militares continúan con la brutalidad.
Tras la difusión de los videos, la Policía Militar afirmó que los policías fueron “retirados de las actividades operativas”, término técnico utilizado para designar el retiro del trabajo remunerado. La práctica de remover a los policías que han cometido prácticas abusivas pero manteniendo su salario (que en la práctica es licencia paga) es constante en la Policía Militar. El 31/05, un policía que agredió a puñetazos a una anciana y a un hombre entregado también fue recompensado con licencia paga.
Estas retribuciones, lejos de cualquier definición de castigo, pretenden incitar al máximo las prácticas bárbaras, la esclavitud, aplicadas sistemáticamente durante los abordajes policiales contra el pueblo, principalmente negro y pobre. A través de la tortura y la violencia generalizada en los planteamientos, que eligen como víctimas a algunos individuos para dejarlos como ejemplo, los militares buscan imponer la sumisión y el miedo al pueblo, con el fin de reprimir cualquier remanente de práctica “subversiva” o revuelta.
En esta lógica reaccionaria, reprimen severamente el robo de alimentos y otros artículos del mercado, incluyendo el uso de técnicas de tortura o incluso asesinatos, por temor a que, en medio de la crisis y alza universalizada de precios, esta práctica se convierta en una ola. de saqueo de los hambrientos contra los monopolios, como se ha visto antes en nuestro país.
