EL PLD EN SU PEOR MOMENTO

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Por: Francis Santana

Desde su fundación el 15 de diciembre del 1973, al Partido de la Liberación Dominicana, en ningún otro momento se le había presentado un panorama más complejo, difícil e incierto para poder definir su porvenir inmediato como ahora. Y aunque en el pasado ha atravesado por situaciones muy delicadas y siempre supo reponerse; en la actualidad sería muy aventurado asegurar que pudiera salir airoso de la delicada situación interna y externa que lo está sacudiendo.

Por ejemplo, a partir del fraude del que fue víctima en las elecciones de 1990 por parte de balaguerismo, el PLD pudo reponerse; y de la impotencia e incertidumbre creada por ese hecho, se sacudió y Juan Bosch anunció que se inmolaría como Martí enfrentando lo que denunció como un “fraude colosal”, produciendo importantes movilizaciones antifraude en todo el país, que hicieron sentir la fortaleza y liderazgo de este partido.

Pero los candidatos municipales y congresuales del partido de la estrella amarilla que habían sido electos a distintas posiciones, no acompañaron a Bosch en esa política de manifiesta confrontación contra el fraude; sino que se dispusieron a ocupar sus respectivos cargos ganados en las urnas, en unas elecciones que su máximo líder y guía había denunciado y desconocido sus resultados, lo que generó una crisis interna que llevó a Bosch a renunciar de ese partido haciendo contundentes críticas a la conducta asumida por sus compañeros electos.

Pero muy pronto, el líder peledeísta volvió a su partido y esa crisis fue superada.

Más adelante, en 1996 el PLD mediante un acuerdo político con Balaguer y su Partido Reformista logró salir victorioso en segunda vuelta electoral.

Es así, como el partido fundado en 1973 llega a gobernar el país por primera vez, con Leonel Fernández como presidente de la nación, haciendo un ejercicio desde el poder marcadamente corrupto, privatizador de los recursos del Estado y que no llenó las expectativas que las mayorías se habían creado.

Por eso, los peledeistas pierden las elecciones celebradas en el año 2000, recibiendo su primera gran derrota electoral estando en el poder y entrando en una fase de un significativo cuestionamiento por amplios sectores de la sociedad dominicana.

Del 2000 al 2004, el PLD se recompone y aprovechando la desastrosa gestión del gobierno del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que presidió Hipólito Mejía, gana las elecciones del 2004 y también las del 2008 con Leonel Fernández como su candidato presidencial y en los años 2012 y 2016 vuelve a resultar victorioso electoralmente.  Estas dos últimas exitosas con Danilo Medina como candidato presidencial.

Luego de 16 años ininterrumpidos al frente del Estado, la cúpula del partido morado se consideraba imbatible, llegando a decir que tenían un proyecto político hasta el 2044 para celebrar desde el poder los 200 años de la independencia nacional.

Era tanta la arrogancia y prepotencia que exhibían, que llegaron a decir que en el país no había oposición.

Al mismo tiempo, se lanzaron a una carrera desenfrenada de corrupción y de vínculos con el narcotráfico, que creó repugnancia en la mayoría de nuestra sociedad.

Simultáneamente a todo eso, a lo interno del PLD se desató una competencia desmedida y desgarradora entre las tendencias del presidente de la República Danilo Medina y el presidente de ese partido, Leonel Fernández, que lo llevó a su división a finales del año 2019, cuando Fernández adujo que había sido víctima de un escandaloso fraude en las primarias para seleccionar el candidato presidencial para presentarlo en las elecciones del 2020.

Y esa división, sumada a las multitudinarias jornadas de protestas en las calles auspiciadas por Marcha Verde contra la corrpción y la impunidad, a la histórica concentración antigubernamental en la Plaza de la Bandera denunciando la suspensión de las elecciones municipales por parte de la Junta Central Electoral, más la alianza electoral parcial entre el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y la Fuerza del Pueblo, liderada por Leonel Fernández, le dieron el tiro de gracia a las pretensiones del PLD y del danilismo de continuar en el poder. 

A partir de ese momento el partido fundado por Juan Bosch bajo la consigna de «servirle al partido para servirle al pueblo» y «para completar la obra patriótica de Duarte», entra un uno de sus momentos más difíciles de toda su historia.

Sin mayoría en el Congreso, sin mayoría en los ayuntamientos, sin la presidencia de la República, desacreditado por sus actos de corrupción y sus estrechos vínculos con el narcotráfico, por su entreguismo al poder extranjero y su insolente nepotismo, ahora se encuentra en el momento más crítico de toda su existencia.

Un momento de dificultades extremas.

Por un lado, su militancia está siendo cotidianamente sonsacada de sus filas por el Partido Fuerza del Pueblo, sometidos a la justicia importantes exfuncionarios de sus pasados gobiernos, (principalmente de los gobiernos de Danilo Medina) hostilizado por el actual gobierno perremeista, disminuyendose por renuncias permanentes de sus miembros, incluso congresistas, alcaldes, directores de juntas municipales y de algunos dirigentes, y más recientemente atacado a bombazos en su propio local nacional por la Policía Nacional. 

Es decir, sometido a un asedio constante e intenso desde arriba, por abajo, por los laterales y desde sus propias filas.

¿Podrá reponerse el PLD ahora de esas enormes dificultades, con una cúpula dirigencial desacreditada, propensa a ser llevada a los tribunales por escandalosos actos de corrupción y con una militancia que por lo general hay que pagarle por adelantado para poder asistir a las acciones de masas que recientemente han convocado en defensa de sus compañeros de partido acusados de asociación de malhechores y de haber cometido estafas al Estado dominicano por más de 19 mil millones de pesos?

El partido morado, fundado por Juan Bosch está atravesando por su peor crisis, de una magnitud sin precedentes en alrededor de medio siglo de su accionar partidario.  Y el efímero respiro que ha tenido en los últimos producto de la solidaridad que ha recibido su presidente Danilo Medina ante su anunciado cáncer de próstata, y debido a la estupidez de la Policía Nacional de lanzarle bombas lacrimógenas al local nacional peledeista  (acción que debe ser condenada por todo el país), no será duradera y muy pronto el PLD volverá a caer en una profunda defensiva, en medio de un proceso electoral en marcha,  en el que este partido, al igual que el PRM y la Fuerza del Pueblo no tienen nada creible que ofrecerle a las mayorías que han sido engañadas por todos ellos.

Oportuno es el momento, entonces, para que los mejores hombres y mujeres que aún militan en el PLD abandonen sus contaminadas filas y tomen un camino diferente que los reencuentre con su pueblo y con las más sanas y legítimas causas de un país que ha sido defraudado por las cúpulas dirigentes peledeistas y de todos los partidos conservadores que han gobernado y saqueado impunemente la nación.

En política, como en la vida, no es fácil hacer predicciones exactas; pero es muy difícil que el PLD pueda salir airoso de sus dificultades actuales.

Lo que más claramente se vislumbra, es que, en los próximos años, el PLD continúe su indetenible deterioro y debilitamiento en todos los aspectos, hasta convertirse gradualmente en otro partidito minoritario y bisagra, como muchos de los que subsisten en nuestro medio, viviendo de la politiquería.

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