Algo ha comenzado pasar en África. Un número importante de líderes actuales africanos, empiezan a perder el respeto a sus antiguos neocolonizadores
Según el conocido escritor francés Dominique Ziegler, el orgullo africano empieza a despertar impetuosamente , después de haber permanecido dormitando durante décadas. El pasado mes de septiembre , el Primer Ministro de Malí, Abdoulaye Maïga, le espetó a Macrón y a su gobierno que constituían una «Junta al servicio del oscurantismo», y que se dedicaban a ejercer «prácticas neocoloniales, condescendientes, paternalistas y revanchistas…». Hace unos pocos años, una diatriba de esta envergadura le hubiera podido costar la vida a no pocos activistas africanos.
POR DOMINIQUE ZIEGLER (*)
Vale la pena recordar ahora el frontal discurso que el líder africano Thomas Sankara le dirigió a François Mitterrand en el curso de una visita de Estado de este último hizo a Burkina Faso en 1986.
Sin quitarse los guantes, Sankara le espetó sus cuatro verdades al presidente socialdemócrata francés, que antes ya había sido Ministro de Exteriores de Francia durante la Cuarta República, así como un meticuloso artífice de la política poscolonial francesa.
Entre otras cosas, Thomas Sankara le reprochó al progresista Mitterrand haber acogido con honores al «asesino Pieter Botha», líder supremo del apartheid surafricano, y de haberse manchado con la sangre de sus víctimas. Aquella dura andanada pública de Sankara contra el «socialista» francés, desencajó a François Mitterrand, que se lo tomó como una intolerable afrenta . Hoy todos los datos nos permiten pensar que la iracundia Mitterrand pesó decisivamente en la decisión tomada desde la metrópoli de liquidar físicamente a Sankara.
Desde que se produjeron las pseudoindependencias de las antiguas colonias francesas en África occidental, muy pocos líderes africanos se han atrevido a plantarle cara a la antigua potencia colonial. Aquellos que lo hicieron terminaron pagándolo muy caro con el precio de su propia vida.
El ostracismo o el asesinato ha sido la suerte que han los políticos y líderes africanos que se opusieron a la continuidad de la tutela francesa. El puño implacable de Francia empujó a muchos activistas a ejercer cierta cautela verbal (y física) en el ámbito de lo público cuando de Francia se trataba .
Es precisamente por ello por lo que hemos sentido un gran placer, que no hemos disimulado, cuando tuvimos la oportunidad de escuchar el discurso del Primer Ministro de Malí, Abdoulaye Maïga, pronunciado desde el podio de la ONU, el pasado mes de septiembre. El primer ministro calificó a las autoridades francesas como una «junta al servicio del oscurantismo», acusándolas de «prácticas neocoloniales, condescendientes, unpaternalistas y revanchistas». La andanada del africano levantó urticaria en las delicadas epidermis de los blancos europeos allí presentes .
NATHALIE YAMBo
Experimentamos, asimismo, idéntico placer cuando tuvimos la portunidad de ver vídeos de la Pasionaria suizo-camerunesa, Nathalie Yamb, una de las figuras más emblemáticas del renacimiento del orgullo africano.
Reproducimos una breve antología de un par de frases suyas que hemos encontrado en sus docuvideos :
“Francia sólo es grande cuando se sube a los hombros de África”;
“Es en contra de nuestro compromiso con la emancipación y el respeto de los hombres y mujeres africanos que Emmanuel Macron ha decidido ir a la guerra y reafirmar que nosotros, los pueblos de África, somos subhumanos, animales, incapaces de pensar, decidir y hablar por nosotros mismos!»
Nathalie Yamb denunció sin agregar florituras el
«racismo, el racialismo condescendiente de Macron y de la clase política francesa y europea con respecto a los africanos».
Este tipo de discurso, ha quedado frecuentemente confinado en las esferas de la izquierda radical. Con Nathalie Yamb se produce una llamativa excepción: ella no oculta sus simpatías políticas liberales.
La característica de este afloramiento antineocolonial parece estar extendiéndose a todas las capas de la sociedad africana. Al decir de Aminata Traoré, ex ministra de Cultura de Malí:
“Toda África Occidental está en movimiento. “Solo podemos regocijarnos por ello.»
La violencia ejercida por el Estado francés en contra los pueblos africanos ha gozado siempre de la más absoluta de las impunidades. La brutal violencia colonial francesa ejercida en contra de los pueblos africanos, nunca ha sido objeto de la apertura de un proceso ante los tribunales de justicia.
El Nuremberg de la Francia neocolonial permanece en el más recóndito de los olvidos. Sin embargo, hay materia más que suficiente para emprender ese enjuiciamiento. A la espera de este día, que tarde o temprano deberá llegar, una nueva generación de africanos parece haber decidido acabar de una vez por todas con el histórico colonizador. A riesgo, incluso, de tener que soportar una incómoda tolerancia hacia «el enemigo nuestro e enemigo». A saber: otros regímenes imperialistas, como Rusia o China. Preciso de reconocer, no obstante, que el margen de maniobra con el que hoy podemos contar para salir de esa trampa, es todavía muy estrecho.
En Burkina Faso, la situación es casi idéntica a la de Malí. Una nueva generación de soldados parece decidida a liberarse de la tutela del Estado francés, que onerosamente instaló en el poder al asesino de Thomas Sankara, Blaise Campaoré, cuya dictadura ha durado la friolera de veintisiete años. Campaoré mantuvo al país en la miseria, en la que el yihadismo encontró suculentos nutrientes. A día de hoy resulta difícil saber hacia dónde conducen a Burkina Faso los nuevos líderes, y cuál es el alcance de sus posibilidades. Pero también a día de hoy, se puede constatar que cuentan con un tremendo apoyo popular.
El edificio de la Francia neocolonial, parece estar finalmente resquebrajándose. Una señal del pánico infantil que se ha apoderado de la clase dominante francesa: a Nathalie Yamb del gobierno de Macron acaba de prohibirle ingresar en territorio francés. Nathalie Yamb, sin embargo, sólo se había limitado a recordar realidades históricas y políticas obvias. Pero ello ha sido demasiado para Macron y su gobierno que, parapetándose en la justificación de sus comentarios «anti-franceses», han reservado este tipo de tratamiento contra una mujer cuya única arma de ataque es Internet.
Otro signo de los tiempos: Alpha Blondy, una gran estrella del reggae marfileño, pero bastante condescendiente con su presidente Houphouët-Boigny, un hombre clave en el sistema franco-africano, voló en ayuda de Nathalie Yamb atacando duramente al Estado francés. Las cosas están empezando a cambiar.
(*) Dominique Ziegler es conocido escritor y director de teatro francés.
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