BIDEN, BORRELL Y LAGARDE: LA DIRIGENCIA OCCIDENTAL CHOCHEA

Los rusos comienzan a aventajar a sus rivales occidentales en la comunicación mediática

Una buena parte de los observadores políticos no adscritos a ninguno de los bandos en litigio en la «guerra de Ucrania, empiecen a reconocer que en este lado de la trinchera mediática han empezado a dominar un estilo cantinflero y chusco, que está suscitando una suerte de «mogiganga festiva»en medio mundo. ¿Que es lo que realmente está empezando suceder?

POR J.M. MENAYA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

   Los políticos occidentales están mostrándose especialmente incapaces, torpes y con pocas luces a la hora de tratar comunicacionalmente la crisis más grave por la que ha atravesado  el mundo desde la II Guerra Mundial.

    La verdad es que- miren ustedes por dónde -, los rusos  están saliendo mejor parados en eso de la comunicación, pese al secuestro al que sus rivales han sometido a sus digitales RT y Sputnik y a sus comunicaciones por YouTube y otras redes sociales.

  Lavrov, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, por ejemplo, con su rostro hierático y alargado como el de un alce, logra transmitir más seguridad y seriedad en sus mensajes mediáticos que sus rivales occidentales. 

   El propio Vladimir Putin, con esa  mirada azul-cristalina  que acompaña su apariencia de siniestro espía soviético modelo años-50 de las películas americanas, aunque su imagen no deje de infundir un cierto desasosiego, está logrando dar un toque de severa solemnidad y verosimilitud a sus frecuentes discursos urbi et orbi.

   Una buena parte de los observadores políticos reconocen que no está ocurriendo lo mismo al otro lado mediático de la trinchera, donde domina un cierto estilo chaflameja (*), cantinflero y medio chusco, que empieza a suscitar una suerte de mojiganga festiva en medio mundo.

   A este lado del conflicto, lo primero que  los occidentalistas le endilgan a uno en sus campañas mediáticas es la imagen sepia de un Joe Biden prematuramente chocheante, que provoca la inquietante sensación de que, de un momento a otro, al hombre se le enredarán las piernas y caerá desplomado por los suelos. Sucede, además, que la fragilidad de su imagen resulta tan perturbadoramente patética que uno imagina que, una vez derrumbado en el suelo, en lugar de pedir ayuda, lo primero que se le ocurrirá es preguntar: «¿Por qué parte de mi discurso iba?»

    No es similar, desde luego, a lo que pasa con Josep Borrell, el Alto representante de la diplomacia de la UE. Pero a este personaje inefable  , con un ego tan alto como el último piso del  Empire State, no se le ha ocurrido otra cosa que utilizar desabridas parábolas bíblicas aprendidas posiblemente en un colegio de curas,  para intentar hacernos comprender el idílico mundo de flores que él se imagina.

    De ahí el frecuente uso que hace de la alegoría de los «jardines», que ha logrado hacer rugir de razonable indignación a lo que él ha llamado «la jungla»…  O sea, a más de la tercera parte de la población mundial, entre la que ha concitado el odio de los millones de «fieras salvajes» que habitan la periferia de los «territorios ajardinados».

    A última hora, a las grotescas estampas de Biden y Borrell ha venido a agregarse la presidenta del Banco Central Europeo, la señora Christine Lagarde, que el pasado viernes,  al ser preguntada sobre los factores que  están provocando la preocupante  inflación planetaria respondió, sin que por ello se le  desprendieran los numerosos anillos que cuelgan de sus  dedos, que

«La inflación salió de la nada».

   En efecto, Christine Lagarde, en una entrevista concedida a la Televisión estatal irlandesa, explicó que el Banco que ella dirige estaba procediendo a subir los tipos de interés porque

   «estamos luchando contra la inflación, que en realidad ha surgido prácticamente de la nada… Apareció la pandemia y la economía se recuperó más rápido de lo esperado…  y luego la crisis energética fue provocada por el señor Putin, quien injustamentedecidió invadir  a  otro país”.

    La verdad es que no se entiende. ¿De donde salió, por fin, la inflación? ¿De la nada metafísica, de la crisis energética o de la diabólica mente del malvado Vladimir Putin?

     Luego, sin haberse encomendado a Dios ni al diablo, espetó a sus entrevistadores:

   «Lo que Putin está tratando de hacer, que es causar estragos y destruir a  la mayor parte de Europa que pueda. Esta crisis energética está causando una inflación masiva que debemos combatir».

   «Cualquiera que se comporte  como Putin debe estar impulsado por fuerzas del mal… el  presidente ruso está enfermo y es una persona terrorífica… con ojos brillantes y fríos.

    ¡Ufff, ya esto último fue demasié! Aunque Putin tenga de comunista lo que Pablo Iglesias de revolucionario, esta terminología ponzoñosa desprende un tufo maniqueo tan intenso a Joe McCarthy, a  Ronald Reagan, a George Bush y a José María Aznar que tira  p´àtras.

   No obstante, la encopetada señorona, que no debía de estar en uno de sus mejores días, repentinamente pareció recuperar el tino  y  apercibiéndose de que se había salido del tiesto y  dicho muchas tonterías juntas, trató de enmendar la plana de sus mosqueantes  desvaríos reconviniendose a sí misma:

    «Yo no debería estar diciendo todas estas cosas… – trató de justificarse –  porque en realidad solo soy una Banquera Central…».

   ¿De verdad piensa el lector que con un trio de payasetes como este se podrá ganar una guerra?

(*)  Chaflameja (canarismo). Persona que hace las cosas con mala gana o mal humor y encima mal, sin ninguna seriedad.

https://canarias-semanal.org/art/33448/biden-borrell-y-lagarde-la-dirigencia-occidental-chochea