El conocido periodista de investigación norteamericano James Meek desapareció como si hubiera engullido la tierra, después de conocerse que disponía de información privilegiada sobre la guerra de Ucrania
Antes de detectarse su «desaparición» física, su casa había sido asaltada por por miembros de la inteligencia estadounidense que en un despliegue inusitado en el que trataron de cercar su domicilio. Hoy se sabe que el veterano reportero James Meek, además de discrepar con la política de su gobierno en Ucrania, disponía de información confidencial sobre el entrenamiento durante más de una década, de miembros del ejército ucraniano a cargo de instructores norteamericanos en técnicas destinadas a «la guerra no convencional»
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Un conocido periodista de investigación estadounidense, perteneciente a la Cadena norteamericana «ABC News» desapareció hace ya seis meses, sin que se hayan tenido sobre él ni su paradero la más mínima noticia.
El pasado 27 de abril, el reportero James Meek, tuiteó en su cuenta una sola palabra, «hechos», justamente encima de otra publicación de Twitter en la que un oficial retirado de la CIA, había afirmado en el mismo tuits que la Guerra civil ucraniana sostenida entre Kiev y el Dombas, había sido un «experimento de laboratorio», que había durado ocho años, y en el que los expertos de la Inteligencia estadounidense había logrado aprender muchísimo sobre la «guerra no convencional»
Esa fue la última vez que Meek publicó algo en su red social. No obstante, durante los meses siguientes a su desaparición se han producido acontecimientos que suscitan, cuando menos, graves sospechas y alarmas. Por ejemplo: según han testimoniado los vecinos de los alrededores de su apartamento en Arlington, Virginia, apenas unas horas después de que apareciera el tweet citado, varios vehículos bloquearon las carreteras de las proximidades del complejo de apartamentos donde vivía el periodista, procediendo a allanar el domicilio del mismo.
Los vecinos entrevistados cuentan, además, que desde unos automóviles de aspecto oficial, con cristales entintados, acompañados por vehículos tácticos blindados, semejantes a pequeños tanques utilizados frecuentemente por el FBI, partieron corriendo alrededor de 10 agentes fuertemente armados, que se dirigieron directamente hacia el complejo de apartamentos en el que se encuentra domicilio de James Meek.
De acuerdo con los testimonios de los vecinos, la redada concluyó de manera rápida y fulminante. Pero, aparentemente, el veterano periodista no abandonó la escena con las autoridadesLos vecinos desconocen si el periodista se encontraba en su domicilio en el momento en el que se produjo la incursión policial.
Hasta el día de hoy, no hay constancia de si el FBI se incautó de algún material, o acerca de cuál fue la razón por la que se llevó a cabo la espectacular operación. Curiosamente todos los registros relacionados con el caso permanecen inaccesibles a la investigación periodística, incluida la orden de allanamiento aprobada el día anterior. Si bien no se han presentado cargos oficiales en contra de Meek, éste ha desaparecido como si se lo hubiera tragado la tierra, y su apartamento ha permanecido totalmente vacío desde entonces. se sabe, sin embargo que el periodista dimitió de todos sus cargos en la Cadena ABC, sin explicar cuáles eran los motivos que lo empujaban a tomar esa decisión.
Han tenido que transcurrir nada menos que seis meses desde que se produjera el relato que acabamos de referir, para que alguien se haya atrevido a dar pública alarma sobre la desaparición del periodista James Meek, y empezar a abrir pesquisas e interrogantes en relación con su suerte y su desconocido paradero.
¿POR QUE SU EMPRESA HA OMITIDO DURANTE SEIS MESES LA APERTURA DE UNA INVESTIGACION SOBRE EL CASO?
La evolución que ha tenido el «Caso Meek», como empieza a ser conocido en los Estados Unidos, carece absolutamente de un razonamiento lógico. No tiene ni pie ni cabeza. Que repentinamente desaparezca un periodista estadounidense muy conocido, que cuenta además con un perfil profesional alto y que, por si fuera poco, ha estado estrechamente comprometido en investigaciones relacionadas con temas «peligrosamente polémicos», y ello no haya logrado suscitar el interés ni siquiera de la empresa que lo tenía contratado, ni tampoco de sus compañeros de profesión, traspasa las fronteras de lo «mosqueante».
La cuestión es que James Meek no era un periodista cualquiera. Meek había entrevistado al presidente Barack Obama y a otros importantes políticos norteamericanos. En los Estados Unidos para lograr tales primicias informativas constituye un requisito imprescindible mantener estrechos contactos de alto nivel dentro del aparato de seguridad nacional de Washington. Y quienes hoy le siguen la pista al «Caso Meek», aseguran que el veterano reportero poseía una amplia experiencia en esas lides.
De acuerdo con los reportajes publicados en los medios estadounidenses que se han atrevido a acercarse al tema, fuentes no identificadas han asegurado que «agentes federales, supuestamente habían encontrado información clasificada en la computadora portátil de Meek durante la espectacular redada citada «.
El último tuit de Meek, a pesar de haberse publicado después de que el FBI obtuviera una orden de allanamiento de su domicilio, podría constituir una pista muy significativa acerca de cuáles fueron las razones por las que se produjo la misteriosa y fulminante redada del FBI .
LAS INVESTIGACIONES DE MEEK Y LA «GUERRA NO CONVENCIONAL» EN UCRANIA
«Los tuits de Meek sobre la situación en Ucrania desde el 24 de febrero fueron bastante escasos. No obstante, el 4 de marzo reveló en un reportaje que «el 10 Grupo de Fuerzas Especiales de Estados Unidos con sede en Alemania, había invertido nada menos que una década entrenando en exclusiva a las fuerzas de operaciones especiales de Ucrania en la «guerra no convencional».
LA TRADUCCION CASTELLANA DEL TWIT
Las otras publicaciones de Meek sobre Ucrania sugieren, asimismo, que si bien distaba mucho de defender las posiciones mantenidas por el Gobierno ruso en relación con Ucrania, estaba siendo extraordinariamente crítico con la política que los Estados Unidos estaba ejecutando en esa parte del mundo.
El acopio de datos que poseía Meek acerca ese entrenamiento encubierto en «guerra no convencional», así como los datos que poseía acerca de la guerra brutal que el Gobierno de Kiev había emprendido después del Maidan contra la población civil del Donbass, sugiere que Meek estaba disponiendo de información privilegiada sobre ese específico tema.
Se desconoce si en la operación desplegada en los alrededores del domicilio de Meek, el FBI estaba tratando de identificar a la persona que había filtrado los documentos al reportero o si, por el contrario trataba de someter a una escudriñadora vigilancia a alguien a quien identificaba como un agente al servicio de un cuerpo de inteligencia foráneo.
En cualquier caso, lo cierto es que el veterano periodista James Meek desapareció hace seis meses sin dejar rastro, después de que el FBI desplegara una operación cuasi militar en contra de su persona. Y ya no se sabe nada sobre él . ¿ Se imagina el lector lo que hubiera sucedido si lugar de haber sido James Meek el desaparecido, hubiera sido un periodista cubano, nicaragüense o venezolano? A estas alturas del caso, la prensa y los medios de comunicación occidentales ya lo hubieran elevado a los altares, y hecho figurar en la lista dorada del «martirologio democrático».