Según datos oficiales, 100 soldados españoles murieron en la contienda. 80 resultaron heridos
20 años después de que se produjera la invasión de Afganistán, protagonizada inicialmentepor el ejército norteamericano, contando con posterioridad con la contribución militar española ordenada por Rodríguez Zapatero, los guerrilleros talibanes en una ofensiva militar que apenas ha durado una semana han ido ocupando pueblo tras pueblo y ciudad tras ciudad, logrando finalmente este lunes ocupar Kabul , la capital del país. Como ocurriera hace 40 años en Saigón, la capital survietnamita, los colaboracionistas con los invasores parecen haber quedado atrapados en el aeropuerto, donde ha habido muertos y escenas de violencia.
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
Hace apenas unas horas, los talibanes afganos han declarado la «victoria total» en la guerra emprendida por la Administración norteamericana contra ese país hace 20 años.
En efecto, en el año 2002 el Ejército norteamericano, entonces bajo la presidencia de George W. Bush, invadió Afganistán a sangre y fuego, procediendo al derrocamiento inusitadamente violento del gobierno que en aquellos momentos ocupaba el poder.
20 años después, en una ofensiva militar que apenas ha durado una semana, los guerrilleros talibanes han ido ocupando pueblo tras pueblo y ciudad tras ciudad, alcanzando finalmente este lunes Kabul, la capital afgana, sin haber encontrado apenas resistencia a lo largo de su fulminante avance militar.
ROMA NO QUISO PAGAR A LOS TRAIDORES. WASHINGTON, TAMPOCO
Mientras tanto, miles de personas, antiguos colaboracionistas que habían estado prestando sus servicios a los invasores, tratan ahora de huir desesperadamente del país a través del Aeropuerto de Kabul, donde reina el caos y los enfrentamientos dominan ese incierto espacio, todavía en poder de los soldados norteamericanos.
Según los testimonios de varios medios informativos occidentales, en las intensas refriegas que todavía teniendo lugar en las pistas de aterrizaje del Aeropuerto, ha muerto un incierto número de personas que estaban tratando de subir a los aviones militares norteamericanos para huir del país. Pero como también ocurrió en los últimos días de la guerra de Vietnam, al igual que el Imperio Romano se negó siempre a pagar a los traidores, tampoco Washington parece estar dispuesto a hacerlo en esta ocasión.De ahí las dramáticas escenas que están teniendo lugar en el recinto portuario, con gente que prefiere morir a manos de quienes los compraron, que caer en poder de los talibanes.
LA SECTA ULTRACONSERVADORA TALIBAN Y LA LUCHA CONTRA LAS TROPELIAS DEL IMPERIO
Como sucediera en Saigón, la capital de Vietnam del Sur, hace hace 47 años, la derrota en toda regla infligida al Ejército estadounidense en Afganistan, está provocando que en ese pais se estén reproduciendo escenarios casi clónicos con aquellos que tuvieron lugar en la capital survietnamita en 1974.
Ciertamente que los ultraconservadores talibanes no tienen ni la talla moral, ni la conciencia política de los aguerridos combatientes survietnamitas que durante años, en absoluta inferioridad de condiciones, se enfrentaron en las selvas de su país al Ejército más poderoso y militarmente mejor pertrechado del planeta, que no dudó un solo instante en utilizar los más sofisticados procedimientos de guerra biológica para exterminar a sus enemigos en los intrincados bosques vietnamitas. No es ese el perfil del movimiento semifeudal talibán, que por otra parte, se ha caracterizado por una sinuosa trayectoria que llegó a convertirlos en el pasado en estrechos aliados del Imperio.
Pero también hay que precisar que, no pocas ocasiones, la sendas por las que transcurre la Historia resultan desconcertantemente inescrutables y paradójicas, llenando caóticamente los vacíos provocados por las contradicciones y divisiones que se producen en los movimientos favorables a la justicia social y el progreso, por corrientes con fortísimos componentes reaccionarios. Los talibanes, sin duda, constituyen una de estas últimas
El inesperadamente catastrófico derrumbe de todo el aparato administrativo afgano, del que se estuvieron sirviendo los invasores estadounidenses y también españoles, para controlar el país, ha colapsado de forma tan abrupta que ni siquiera los militares occidentales, entre los que se encuentra el destacamento del Ejército español, han tenido tiempo para «coger las de Villadiego» y poder abandonar el país de manera segura.
No son pocos los comentaristas que estan describiendo el panorama que ofrece esta semana Kabul como más propio de una derrota militar en toda regla, que de un repliegue militar programado y previamente acordado con los talibanes.
UN CENTENAR DE MUERTOS ESPAÑOLES… ¿PARA DEFENDER QUÉ?
Durante más de una década, las Fuerzas armadas españolas estuvieron contribuyendo a la ocupación estadounidense de Afganistán. El despliegue militar español fue ordenado por el presidente Rodríguez Zapatero, en una demagógica pirueta política, que consistió en retirar las tropas destacadas en Irak, dada la impopularidad que está guerra tenía entre los españoles, desplazando contingentes militares a Afganistán como «premio de consolación» a los norteamericanos por el desaire ocasionado por esa retirada del frente iraquí. En realidad, como fue también muy habitual en la política doméstica de Rodríguez Zapatero durante aquellos años, se trataba de «cambiar los muebles de lugar», para dar la sensación de que en la política española se estaban produciendo «cambios», intentando demostrar a su vez que el Gobierno español mantenía una «política exterior independiente» en relación con las exigencias norteamericanas. Pura ficción, meros recursos de prestidigitador. Retiró las tropas de Irak, pero inmediatamente las trasladó a Afganistán.
La «discreción» con la que se han despachado las diferentes Ejecutivos españoles –PP y PSOE- en relación con la Guerra de Afganistán ha hecho que se desconozca con precisión el número de muertos ocasionados por la intervención española en ese territorio invadido.
Sin embargo, sí es conocida oficialmente la cifra de soldados españoles muertos en esa guerra carente sentido. Según esos datos las bajas españolas alcanzaron el número de más de 100 soldados muertos y 80 heridos.
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