¿UNA «TRANSICIÓN» A LA BOLIVIANA?

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¿»Acuerdos transicionales» en Bolivia que preservarán la impunidad de los golpistas?

«Hace ya algunos meses en un artículo nuestro – escribe Aday Quesada – advertíamos que algo empezaba a oler a chamusquina después de la arrolladora victoria del MAS de Evo Morales frente al gobierno golpista que había impuesto la OEA latinoamericana y la embajada estadounidense. Escribíamos entonces que el «respeto» que estaba mostrando la montaraz derecha boliviana ante el resultado electoral estaba determinado por acuerdos previos entre los nuevos titulares del Ejecutivo y la derecha que desde el 2019 ocupaba ilegítimamente las instituciones del Estado (…)

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL

    Desde  los primeros momentos en los que se conocieron los resultados de la victoria electoral del «Movimiento al Socialismo» (MAS) de Evo Morales, empezaron a correr insistentes rumores de que los golpistas se  mostrarían respetuosos  con  el triunfo electoral del MAS, si el nuevo gobierno les prometía la impunidad por sus crímenes y  se les ofertaba la posibilidad de integrarse en la nueva situación institucional que se  abría  en  el país.  

    Hace ya meses, coincidiendo con aquella  victoria electoral arrolladora del MAS, habíamos apuntado en un artículo que existían fuertes evidencias de que el «respeto» que estaba mostrando  la montaraz derecha boliviana ante el resultado electoral venía determinado por acuerdos previos  entre los nuevos titulares del Ejecutivo boliviano y  la oposición derechista.  Desgraciadamente nada parece estar indicando,  – pese a las airadas protestas formuladas entonces  por algunos de nuestros lectores -, que  aquellas arriesgadas presunciones nuestras eran erróneas.   Será, no obstante, la futura dialéctica con la que se desarrollen los acontecimientos en ese país la que nos  permitirá  dilucidar si la «transición» boliviana  fue o no «pactada», y cuál  fue el precio que el nuevo gobierno  tuvo que pagar por ella.
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     En cualquier caso, con «pactos» o sin «pactos», los que parecen está resueltos  a que no se produzca la impunidad de los golpistas son  sus  propias víctimas  y sus familiares,  que el pasado fin de semana  se echaron  a las calles de la ciudad de La Paz  para impedir que la impunidad de  quienes protagonizaron el golpe pueda cumplirse. El movimiento indigenista  está reivindicando  en sus manifestaciones no sólo que la  «ex presidenta» Jeanine Áñez sea sometida a juicio, sino que también sean procesados cinco de sus ministros, así como los militares que  protagonizaron la masacre de Senkata, en la que murieron casi medio centenar de manifestantes que protestaban en contra del Golpe.

    En el procedimiento judicial que se han abierto a la «ex presidenta« Áñez, que ha determinado su detención preventiva durante los próximos cuatro meses,  sólo aparecen 13 personas encausadas. De ellos, tres que  habían sido ministros durante la dictadura de Áñez, ya han puesto pies en polvorosa y han huido del país.


    Una portavoz   del movimiento indigenista de víctimas de golpe de Estado,  reclamó este fin de semana ante los edificios de los juzgados de La Paz que 


   «que la señora Añez  y sus ministros sean sometidos  a juicio por sus  responsabilidades criminales durante el golpe de Estado. Aquí tendría que estar también preso el señor Arturo Murillo, ya que ese 19 de noviembre,  durante la masacre de Senkata,  él estuvo vestido de militar  y dio las órdenes de disparar  en contra  nuestros compañeros».

 
 
   «Hoy estamos ante las puertas del juzgado donde se va a llevar la audiencia de la señora Áñez. No podemos decirle ‘ex presidenta’, porque en ningún momento  ella se sometió a la votación del pueblo de Bolivia. Este proceso se le está haciendo como ex senadora, pero no como golpista.  Nosotros no podemos permitir que se nos olvide lo que ha hecho».

 
     La presidenta  de esta Asociación de víctimas de los crímenes de la dictadura,  fue muy clara  respecto a que es lo que está reivindicando su movimiento:


    «Pedimos que a esta causa se incorporen también los crímenes cometidos en las masacres. Estamos en la puerta del juzgado para escuchar la audiencia. Esto no puede quedar en la impunidad, porque lo que ha sucedido no tiene olvido, ni perdón».


       Pese a que las manifestaciones y concentraciones de los últimos días reivindican el enjuiciamiento de  Áñez, de cinco de  sus ministros y  de siete militares y policías que tuvieron responsabilidades definitivas en el derrocamiento de Evo Morales, el gobierno actual no se está mostrando  muy predispuesto a facilitar que esas  aspiraciones de los movimientos indigenistas sean cumplidas.

     La renuencia del Ejecutivo  del MAS a que los responsables del pasado Golpe de Estado terminen purgando sus  delitos en prisión, parece estar siendo condicionada por la oposición de los  llamados poderes  fácticos – traduzcase, el Ejército -, así como de la Iglesia Católica que mantuvo un  silencio cómplice cuando la cúpula militar decidió que se anularan los resultados electorales. Ni que decir tiene que la patronal boliviana está igualmente en contra de el enjuiciamiento de las protagonistas del golpe y las subsiguientes masacres.


      El argumento para que la impunidad  sea premiada lo ha expresado este lunes la propia «ex presidenta» golpista Jeanine Áñez,  en una frase que, sin duda,  pasará a los anales de la historia de ese país:

«Tenemos que defender el Estado de Derecho, porque si no lo hacemos será una tierra de nadie»

    No son  pocos los comentaristas políticos latinoamericanos, ubicados en el espectro de  la  izquierda, los que  comienzan a interrogarse si los cambios que se han operado en Bolivia están siendo sometidos  a una suerte de «edulcuracion transicional» como ocurrió en el  Chile post Pinochet, en el que los auténticos perdedores volvieron a ser  aquellos que ya habían sido derrotados por el golpe pinochetista de 1973.  Un modelo de transición, por cierto, del que España sirvió de arquetipo a imitar  para todos aquellos países latinoamericanos que recién salían de las dictaduras militares.

https://canarias-semanal.org/art/30038/una-transicion-a-la-boliviana

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