LA VIRULENTA «GUERRA DE LAS VACUNAS» ENTRE EEUU, CHINA, RUSIA Y REINO UNIDO

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El mercado farmacológico se encuentra estos días en plena efervescencia. Tanto los Estados Unidos como China, Rusia y Reino Unido han indicado tener «ya ha punto» una vacuna en contra del coronavirus. Y aunque parece ser cierto, sin embargo, los medios europeos y estadounidenses sólo publicitan las investigaciones que llegan de la Gran Bretaña o de los Estados Unidos. Pero ¿son realmente estos los proyectos más avanzados? ¿Por qué deliberadamente se oculta que según los rusos «ya ellos tienen la vacuna», y los chinos se encuentran en su fase final de investigación? ¿Qué se esconde tras todo este » tejemaneje»?

 

 

 POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL

 

   Los medios de comunicación internacionales se encuentran en estos momentos envueltos en una virulenta batalla  – nunca mejor dicho – sobre los avances o retrocesos de las diferentes vacunas contra el Covid-19, cuyos resultados comienzan a ser profusamente difundidos por los medios de comunicación, aunque aunque todavía no hayan llegado al «mercado».

   Sin embargo, conviene precisar que los mass medias occidentales se  están refiriendo, casi con exclusividad, a los progresos obtenidos por los laboratorios estadounidenses o británicos. Diríase que de manera deliberada se omiten las noticias procedentes de los laboratorios chinos y rusos que, como es sabido, desarollan desde hace meses proyectos de vacuna, cuyas últimas fases de experimentación están concluyendo precisamente ahora.

 

LA «VACUNA DE OXFORD»

    Según ha anunciado esta semana la Universidad de Oxford, sus laboratorios han obtenido resultados «muy prometedores» en la investigación sobre una vacuna efectiva  para acabar con la infección del coronavirus. Según adelantaron los científicos británicos esta misma semana, su prototipo de vacuna parece ser «muy segura» y es capaz, además, de «entrenar» al conjunto del  sistema inmunológico para que reconozca y sepa defenderse  frente a los ataques del  coronavirus.

    Según manifestaron los mismos laboratorios, la vacuna británica es capaz de provocar una fuerte cantidad de anticuerpos y células blancas, permitiendo  al organismo enfrentarse exitosamente al virus. No obstante, los cientificos británicos han reconocido, con mucha honestidad, que les falta aún por conocer  si la vacuna «funcionará efectivamente como antídoto». La «vacuna de Oxford» es, en cualquier caso, una más entre las casi 60 que se están ensayando y probando en la actualidad.

 

LA DESCONCERTANTE  «VACUNA TRUMP»

      En los Estados Unidos conocer  qué es lo que está sucediendo realmente con las investigaciones al respecto resulta harto  difícil.  Y ello se  debe al hecho de que el presidente Donald Trump ha decidido, como compensación a sus estrepitosos fracasos con la pandemia, convertir  la vacuna  en parte de su propaganda electoral de cara a las elecciones presidenciales del próximo mes de  noviembre. Resulta complicada la operación de separar,  en las noticias procedentes de los Estados Unidos, lo que corresponde a investigación y ciencia, de lo que no es más que pura propaganda electoral de un presidente electoralmente maltrecho, que trata de convertir todo lo que toca en votos. La empresa  que se encarga  de la investigación  y experimentación  de la vacuna contra el coronavirus es la multinacional biotecnológica «Moderna». 

LA SIGILOSA «VACUNA CHINA»

    A diferencia de Donald Trump, que no pasa un día sin que anuncie la aparición inmediata de la mágica vacuna para el día siguiente, los laboratorios chinos han estado trabajando desde los fatídicos días de Wuhan,con un prudentísimo silencio, típicamente oriental. Apenas se han conocido datos del curso de sus investigaciones, aunque en ningún momento han ocultado que estaban en la tarea. Pero mientras apurábamos estas notas, los laboratorios chinos han anunciado que la segunda fase de los ensayos clínicos de su vacuna contra el Covid-19 han demostrado  que esta es segura y que induce una respuesta inmune contra el coronavirus.

 

   La propia revista de investigación The Lancet ha corroborado las afirmaciones de los laboratorios chinos. De acuerdo con los resultados de los ensayos clínicos éstos han  concluido muy positivamente. La investigación se realizó con 108 adultos sanos, con edades comprendidas entre los 18 y 60 años, con «resultados muy prometedores» tras 28 días de experimentación. No obstante, precisan que serán necesarios más ensayos. La tercera fase, que será la última, ya ha sido puesta en marcha.

      Que los sigilosos científicos chinos deben estar muy cerca de alcanzar con éxito sus objetivos parece ponerlo de manifiesto la acusación formulada este martes  por los Estados Unidos, según la cual   «dos «hackers» chinos  robaron  información de compañías privadas de todo el mundo que se dedicaban a la investigación de vacunas, tratamientos y test para combatir la pandemia de Covid-19.

     En la versión gubernamental norteamericana, estos dos malvados ciudadanos chinos estuvieron  asistidos en su delincuencial  tarea por miembros del no menos siniestro  Ministerio de Seguridad Estatal de China, que tenían como ruin objetivo evitar que Donald Trump pudiera anunciar  urbi et orbi que tenía en sus manos la posibilidad de salvar al mundo.

    Según los portavoces gubernamentales estadounidenses, los citados «hackers»

«actuaron en beneficio propio y del Gobierno de China, con una campaña de robo de información valorada en cientos de millones de dólares».

    Para que la imputación «incentive», además, el encono de otros países, el Departamento de Justicia incluyó  también entre los países afectados  a Alemania, Australia, Bélgica, Corea del Sur, Holanda Japón, Lituania, Reino Unido, Suecia, y… ¡hasta la propia España!

     A la luz de los efectos de la pandemia en la población estadounidense, así como de la incapacidad de su sistema sanitario para impedir la letal difusión del virus, no da la sensación de que la operación del gobierno de Trump para atribuir a un robo informático el éxito de los laboratorios chinos tenga  la más minima verosimilitud.

 

«LA PRIMERA VACUNA RUSA  YA ESTÁ LISTA», DICE SU GOBIERNO

    Este mismo fin de semana, el primer viceministro de Defensa de Rusia, Ruslán Tsalikov, anunció  a través de las agencias de prensa de esa nacionalidad que «la primera vacuna rusa  contra la infección del coronavirus ya está lista». Los ensayos clínicos tuvieron lugar en el hospital militar de  Burdenko, en  Moscú.

     El proceso de investigación científica para la creación de esta vacuna -según informó el político al periódico Argumenty i Fakty – reunió a especialistas militares y científicos del «Centro de Epidemiología y Microbiología, Nikolái Gamaleya»

    En palabras del viceministro:

   «las evaluaciones finales de los resultados de los ensayos clínicos por parte de nuestros especialistas y científicos del Centro ya se han realizado. En el momento del alta, todos los voluntarios, sin excepción, al recibir la inmunidad ante el coronavirus, se sintieron bien. Por lo tanto, la primera vacuna nacional contra la nueva infección por coronavirus está lista».

    Como corresponde en este tipo de circunstancias, el premier Boris Johnson no se mantuvo a la zaga  de su homólogo Donald Trump, y le ha seguido milimétricamente los pasos. De manera casi simultánea  al gobierno norteamericano, el Ejecutivo británico formuló a principios de esta semana una declaración en la que, a través de su portavoz Raab, afirmó estar “absolutamente seguro” de la implicación de Rusia en los ataques cibernéticos para robar datos sobre una vacuna contra el coronavirus. El portavoz británico, sin que por ello le salieran los colores, aseguró  a la cadena de TV Sky News que

  “Estamos absolutamente seguros de que las agencias de inteligencia rusas estuvieron implicadas en un ciberataque (…) para sabotear o aprovechar la investigación y el desarrollo” de una vacuna» .

    Pero, demasiados  pelos en  esas almohadas anglosajonas. Todo evidencia que los Servicios de Inteligencia británicos y estadounidenses continúan  moviéndose con idénticos parámetros a los que utilizaron durante toda la Guerra Fría, del pasado siglo XX.

   A estas alturas, y conociendo a los personajes que protagonizan la comedia, resulta  difícilmente  verosímil este repentino «affaire de espionitis». Sobre todo si se tiene en cuenta  que tanto los laboratorios rusos como los chinos  no empezaron a investigar anteayer, sino que fueron pioneros en esas tareas contra el coronavirus desde hace meses, con mucha luz y no pocos taquígrafos.

   El «temblique» anglosajón que ahora estremece las rodillas de Trump Johnson habría que interpretarlo más bien como un aviso de que la vacuna contra el Covid 19 está al caer. Y de que, en esta ocasión, probablemente, no tendrá sólo  el sello – y el precio-  británico o estadounidense pues, por más que les pese, tienen ya otros competidores capitalistas que les disputan arrolladoramente un mercado que históricamente había sido solo suyo.

https://canarias-semanal.org/art/28222/la-virulenta-guerra-de-las-vacunas-entre-eeuu-china-rusia-y-reino-unido

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